jueves, 10 de agosto de 2017

A los 30

Me pasó que a los veinte estaba empezando. Venía con el vuelo de la niñez, recién salida del túnel de la adolescencia en donde apareces mas definida...una niña ya en posición de comenzar a ser adulta. A los 17... 18..20. Aun pensaba como niña, mis ideas eran o no eran realistas...serian o no geniales, no me importaba si lo cuadrado para mi era ovalado, lo que yo creía, sentía y pensaba para mi era suficiente.

Era muy segura de mi misma porque había vivido poco. En mi mundito yo ya tenia mi lugar.

Desde los 20 a los 29, fue un viaje distinto. Ya iba descubriendo un mundo real, fuera de mi mundito de amigas de toda la vida, mi familia y mi ciudad. Y ahí año tras año fui madurando, aprendiendo, ganando sabiduría, hasta haber sentido a los 23 que ya sabia bastante. Bastante mas que a los 18. Seguía conservando ese frescor de la niñez, esos sueños, ese mundo imaginario rico en colores, la risa....

A los 27 sentía que ya tenia la experiencia de años transitando el camino que había empezado a crear a los 21... y mientras mas sabía y as experimentaba, ya menos segura estaba.  De mi... de mis ideas. ..de quien era..de cómo soy...de lo correcto...de mi lugar.

Y hoy a los 30, después de 10 años de viaje...y mucho mas años desde que fui niña. .. me doy cuenta que menos certezas tengo. He sido esto y he sido lo otro. Ya no miro a la gente y pienso que yo tengo razón...sino que siento que todos tienen razón.  Me cuesta decidir, o exponer mi opinion. No soy tan opinionada como antes...muchas veces...le encuentro razón a todo el mundo y listo. Vivo, pero no tengo idea de nada. Lo que si lamento y quiero recuperar es mi niñez.  Que se mantuvo conmigo muchos años. .. hasta finales de los 20... esa inocencia...esa fragilidad..ternura...humor...


Cuando era chica...veía un animalito enfermo y de inmediato lo quería ayudar. Hoy he visto tanto mas...que ya no me conmuevo tan fácilmente...a veces simplemente sigo de largo sin darme cuenta.  Cuando era chica...me daba pena matar hormigas...hoy, me da lo mismo. Y eso me da penita... haber perdido esa capacidad de asombro...esa delicadeza. Claramente no la he perdido.. sino que este mundo a veces nos endurece y cuesta mantenerse fresquito, como un niño. 

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